lunes, 10 de agosto de 2009

Orgullo Tapatio



Aqui les dejo la opinion de un Tapatio.

¿Ya ven que no soy el unico?

Me causó ruido la primera vez que vi uno de esos anuncios. A parte de que me siento más bien consternado que orgulloso por mi condición tapatía, dicha campaña que promueve “el orguYO” ídem, se antoja irresponsable. Veamos.
No se avizora nada bueno cuando, en un intento de generar un sentimiento de colectividad entre los tapatíos, ésta millonaria campaña mediática, se enfrasca en promover lo contrario: Hablar de un orguYO tapatío con Y de Yo-yo, es reafirmar que el “primero yo, después yo, y al último yo” (más lo que diga Freud) es lo único que importa. Y las situaciones aplicables del orguYO tapatío son varias.
Hay orguYO tapatío en el automovilista que obstruye rampas para discapacitados, en el que habita esas jaulas de oro llamadas cotos: Recuerden que esos andares son ejemplo de que hay niveles…y saber que hay niveles, y tener un espectacular que nos lo recuerda en nuestro cada vez más lento transitar por la ciudad, es parte del extenso catálogo tapatío de soslayar al otro.
OrguYOso el que se estaciona en cajón exclusivo para bomberos en Plaza Galerías o a las afueras del hospital San Javier o peor aún en el área de descenso de pacientes del Gómez Farías (es que el orguYO tapatío no es nada clasista ni tiene clase). OrguYOso el que pregona su fe y su amor al prójimo dejando una estela de oraciones y basura cuando sigue a su generala, y no se hace a la idea de que una bolsita de plástico en la cual depositar sus botellas de coca y envolturas de pollo Kentucky puede ayudar más al mundo que un peregrinar de rodillas. Los que discrepen de esto los invito a elegir entre una avenida Ávila Camacho limpia o la misma avenida llena de sangre de rodilla raspada y fiel.
Por eso, el orguYO tapatío es algo que, por salud mental, no deberíamos estar pregonando con mariachi, tequila y tortas ahogadas (en ese orden) cuando hay razones de sobra para no estar orgullosos.
Pero soy optimista: si logramos que ese atentado contra la salud que se cierne sobre los tapatíos llamado Arcediano se detenga, entonces estaré orgulloso de compartir mi ínfima existencia al lado de emos, ong’s, homosexuales, atlistas, chivistas, peatones, ciclistas, cafres, automovilistas, pobres, ricos, fresas, nacos, cholos, quimeras, religiosos y lo que vaya a surgir o ya exista en este tejuino de identidades llamado Guadalajara. Pues hasta donde yo sé, todos necesitamos agua, y en algún momento de nuestra educación básica -es un decir- aprendimos por ahí un pequeño refrán que reza así:
“Agua que no has de beber, es de la presa de Arcediano"
Por Fernando “Micro” Hernández
http://hipodermica.blogspot.com/


Y para cerrar con broche de oro, aqui les dejo las imagenes de una orgullosa quinceañera tapatia.




¡Sin comentarios!

Creo que las imàgenes son màs que elocuentes.

Amor y Paz.